lunes, 31 de agosto de 2009

Lo que Pasa a Todos en Algún Momento..........


Sebastián estaba sentado en la puerta de su casa cuando oyó el llanto desesperado de unos niños. Al cabo de unos momentos vio aparecer a su amigo Alberto con sus hijos, ambos llorando a pleno pulmón.
"¿Que les pasa a los niños?" - Preguntó...
"Lo que le pasa a todo el mundo" contestó Alberto, "tengo tres dulces y cada uno de mis hijos quiere dos".

miércoles, 26 de agosto de 2009

El Arco, La Flecha y El Blanco


Todos somos arqueros de la voluntad Divina. Por lo tanto, es indispensable conocer los instrumentos que tenemos a nuestra disposición.

EL ARCO

El arco es la vida: de él viene toda la energía.

La flecha un día partirá. El blanco está lejos.

Pero tu vida siempre permanecerá junto a ti, y hay que saber cuidarla. Necesitas periodos de inacción; un arco que está siempre armado, en estado de tensión, pierde su potencia. Por lo tanto, acepta el reposo para recuperar tu firmeza. Así, cuando estires la cuerda, tu fuerza estará intacta.
El arco no tiene conciencia: es una prolongación de la mano y el deseo del arquero. Sirve para matar o para meditar. Por ello, debes ser siempre claro en tus intenciones. Un arco tiene flexibilidad, pero también tiene un límite. Un esfuerzo más allá de su capacidad lo romperá, o dejará exhausta la mano que lo sostiene. Del mismo modo, no exijas de tu cuerpo más de lo que te pueda dar. Y recuerda que un día llegará la vejez, y eso es una bendición, no una maldición.
Para mantener el arco abierto con elegancia, haz que cada parte dé de sí sólo lo necesario, y no disperses tus energías. Así podrás disparar muchas flechas sin cansarte.

LA FLECHA

La flecha es tu intención. Es lo que une la fuerza del arco con el centro del blanco.

La intención del ser humano tiene que ser cristalina, recta, bien equilibrada. Una vez que la flecha parta, no volverá. Por lo que, si los movimientos que te han llevado a través del proceso no han sido precisos y correctos, es mejor interrumpirlo y no actuar precipitadamente sólo porque el arco ya está tenso y el blanco espera.
Pero nunca dejes de manifestar tu intención si lo único que te detiene es el miedo a errar. Si hiciste los movimientos correctos, da los pasos necesarios y acepta el reto, abre la mano y suelta la cuerda, Aunque no des en el blanco, sabrás afinar la puntería la próxima vez.
Si no te arriesgas, nunca sabrás qué cambios eran necesarios.

EL BLANCO

El blanco es el objetivo que hay que alcanzar.

Lo escogiste tú. En eso reside la belleza del camino: no puedes nunca disculparte diciendo que el adversario era más fuerte, pues fuiste tú quien escogió el blanco, y tuya es la responsabilidad.
Si ves en el blanco a un enemigo, puede que aciertes el tiro, pero no te mejorarás en nada a ti mismo. Te pasarás la vida simplemente intentando colocar una flecha en el centro de una cosa de papel o madera, algo completamente inútil. Y cuando estés con otras personas, te quejarás de que nunca hiciste nada interesante.
Por eso, tienes que escoger tu objetivo, dar lo mejor de ti para alcanzarlo, tratándolo con respeto y dignidad: tienes que saber qué significa y cuánto esfuerzo, entrenamiento e intuición te ha exigido. Al mirar al blanco, no te concentres en él; mira todo lo que sucede a tu alrededor, porque la flecha, al ser disparada, se encontrará con factores con los que no has contado, como el viento, el peso, la distancia.

El objetivo sólo existe en la medida en que un hombre es capaz de soñar con alcanzarlo. Lo que justifica su existencia es el deseo, sin el cual sería una cosa muerta, un sueño distante, una fantasía. Así, del mismo modo que la intención busca su objetivo, el objetivo también busca la intención del hombre, pues es él quien da sentido a su existencia: ya no es sólo una idea, sino el centro del mundo de un arquero.

Paulo Coelho

lunes, 24 de agosto de 2009

Nuestro Primer Don de Nacimiento....


NUESTRO PRIMER DON DE NACIMIENTO: LA LIBERTAD DE ELEGIR
De El 8º Hábito. De la efectividad a la grandeza, por Stephen Covey


Durante medio siglo me he dedicado al tema de este libro en muchos contextos diferentes de todo el mundo. Si alguien me preguntara qué tema o cuestión parece tener más impacto en la gente, qué gran idea ha resonado en el alma con más profundidad que cualquier otra, si me preguntara qué ideal es el más práctico, más importante, más oportuno con independencia de las circunstancias, respondería enseguida, sin ninguna reserva, con la más profunda convicción, de todo corazón y con toda el alma, que somos libres de elegir. Después de la vida misma, la facultad de elegir es nuestro mayor don. Esta facultad y esta libertad contrastan claramente con la mentalidad de victimismo y la cultura de la culpa que tanto predominan en la sociedad de hoy.

En esencia, somos producto de la elección, no de la naturaleza (los genes) ni de la cultura (la educación, el entorno). Es indudable que los genes y la cultura suelen ejercer una gran influencia pero no nos determinan.

La esencia del ser humano es la capacidad de dirigir la propia vida. El ser humano actúa, los animales y los "robots" humanos reaccionan. El ser humano es capaz de tomar decisiones basándose en sus valores. La facultad de elegir el rumbo de nuestra vida nos permite reinventarnos a nosotros mismos, cambiar nuestro futuro e influir con fuerza en el resto de la creación. Es el don que nos permite usar los restantes dones; es el que nos permite elevar nuestra vida a unos niveles cada vez más altos.
Durante todos estos años, al hablar a distintos grupos, una y otra vez han acudido personas a mí diciéndome básicamente: "Por favor, dígame algo más sobre mi libertad y mi facultad de elegir. Por favor, hábleme otra vez de mi valía y de mi potencial, de que no tengo ninguna necesidad de compararme con otros". Muchos también han comentado que, aparte de lo interesante (o aburrida) que hubiera podido ser la charla, lo que literalmente había electrizado su alma era la sensación interior de su propia libertad para elegir. Era algo tan delicioso para ellos, tan excitante, que a duras penas podían reflexionar sobre ello con suficiente tiempo o profundidad.

Esta facultad de elegir significa que no somos sólo el producto de nuestro pasado o de nuestros genes; no somos el producto del trato que nos dispensan los demás. Es indudable que influyen en nosotros, pero no nos determinan. Nos determinamos a nosotros mismos por medio de nuestras elecciones. Si hemos entregado nuestro presente al pasado, ¿también debemos entregar nuestro futuro?

Una de las experiencias que ha influido en mi vida con más profundidad –y que desde un punto de vista conceptual ha sido fundamental para mi trabajo con los siete hábitos– tuvo lugar mientras me encontraba pasando un período sabático en Hawai. Un día me encontraba paseando sin prisas entre las estanterías de una biblioteca. Hallándome en un estado de ánimo muy meditabundo y reflexivo, tomé un libro. En él leí tres frases que me dejaron totalmente estupefacto:

Entre estímulo y respuesta hay un espacio,
En ese espacio reside nuestra libertad
y nuestra facultad para elegir la respuesta.
En estas elecciones residen nuestro crecimiento y nuestra felicidad.

Desde un punto de vista intelectual, ya había aprendido de muchas fuentes sobre nuestra libertad de elegir nuestra respuesta a cualquier cosa que nos pueda pasar. Pero aquel día, con aquel estado de ánimo reflexivo, en aquel clima de tranquilidad, la idea del espacio entre lo que nos ocurre y nuestra respuesta a ello me impactó con toda su fuerza. Desde entonces he acabado comprendiendo y creyendo que el tamaño de ese espacio está determinado básicamente por nuestra herencia genética o biológica y por nuestra educación y nuestras circunstancias actuales.

Para muchas personas que han crecido en un entorno lleno de cariño y de apoyo, este espacio puede ser muy grande. Para otras puede ser muy pequeño a causa de diversas influencias genéticas y ambientales. Pero lo esencial es que sigue habiendo un espacio y que en el uso de ese espacio es donde existe la oportunidad de ampliarlo. Algunas personas que tienen un espacio muy grande, cuando se enfrentan a unas circunstancias adversas pueden optar por derrumbarse y ceder, reduciendo así el tamaño del espacio entre estímulo y respuesta. Otras con un espacio pequeño pueden luchar contra poderosas fuerzas genéticas, sociales y culturales y ver que su libertad se expande, que su crecimiento se acelera, que su alegría se hace más profunda. Las primeras, simplemente, no abren el más preciado de todos los dones de nacimiento. Poco a poco se convierten más en el resultado de sus condiciones que de sus decisiones. Las segundas, quizá a trompicones y con un esfuerzo grande y constante, vislumbran este inestimable don de de la libertad de elegir y descubren la fuerza que liberan casi todos los otros dones recibidos al nacer.

[...]

No importa lo que nos haya pasado, lo que nos esté pasando o lo que nos pueda pasar: existe un espacio entre esas cosas y nuestra respuesta a ellas. Si existe aunque sólo sea una fracción de segundo entre estímulo y respuesta, ese espacio representa nuestra facultad de elegir la respuesta ante cualquier situación.


Stephen Covey

sábado, 15 de agosto de 2009

A mi Hijo


Sólo por hoy, en la mañana, voy a sonreír cuando vea tu rostro y a reír cuando tenga ganas de llorar.

Sólo por hoy, en la mañana, voy a dejarte escoger la ropa que te vas a poner, voy a sonreír y a decirte que te queda perfecta.

Sólo por hoy, pediré un día de descanso, o vacaciones, para llevarte al parque a jugar.

Sólo por hoy, al mediodía, voy a dejar mis compromisos de lado y voy a dejarte que me enseñes cómo armar ese rompecabezas juntos.

Sólo por hoy, en la tarde, voy a desconectar el teléfono y a apagar la computadora, para sentarme junto a ti en la terraza para hacer burbujas de jabón.

Sólo por esta tarde, no voy a reclamarte ni siquiera a murmurar, cuando tu grites y llores cuando pases por el kiosko de dulces, y voy a salir contigo a comprarte uno.

Sólo por esta tarde, no voy a preocuparme sobre qué va a ser de ti cuando crezcas y voy a pensar otra vez en todas las decisiones que haya hecho acerca de ti.

Sólo por esta tarde, te dejaré que me ayudes a hacer mis cosas y no voy a estar detrás de ti tratando de arreglarlas.

Sólo por esta tarde, te estrecharé en mis brazos y te contaré una historia acerca de cuando tu naciste y sobre lo mucho que te quiero.

Sólo por esta noche, te dejaré salpicar en la tina y no me voy a enojar.

Sólo por esta noche, te dejaré despierto hasta tarde, mientras nos sentamos en la terraza a contar las estrellas.

Sólo por esta noche, estaré junto a ti por horas y extrañaré mis programas favoritos de TV.

Sólo por esta noche, cuando pase mis dedos entre tu cabello mientras oras a Dios, simplemente daré gracias a Dios por el mayor regalo que he recibido.

Voy a pensar en las madres y en los padres que están ahora buscando a sus hijos extraviados; las madres y padres que visitan a sus hijos en sus tumbas en lugar de sus camas, y en las madres y padres que están en los hospitales mirando sufrir a sus hijos, gritando por dentro por no poder hacer nada más.

Y cuando te dé un beso de buenas noches te voy a estrechar un poco más fuerte, un poco más tiempo. Así, agradeceré a Dios por ti y no le Pediré nada, excepto, un día más. Creo que a veces las mamás y papás estamos demasiado absorbidos en nuestras rutinas diarias que olvidamos el hermoso regalo que los niños SON REALMENTE.

No podemos saber si Dios nos dará un día más.

Feliz Cumpleaños Hijo.

viernes, 14 de agosto de 2009

Tú No Estás Sólo


Querido Hijo:
Quien te viera pensaría que no pasa nada. Actúas con fingido valor; te muestras en tu actitud ante los demás como una persona llena de aplomo y te esfuerzas tanto por esconder lo que hay en tu corazón que hasta tú mismo, por momentos, crees que todo está bien. Te envalentonas, sacas el pecho y escondes los temores. Pero yo veo en tí y yo sé que vives a la sombra del miedo. Tienes miedo de la vida; tienes temor del mañana y de las cosas que escapan a tu control. De tu corazón se ha apoderado un espíritu de temor y eso me entristece.

Cada vez que piensas en el destino de tu vida o en la posibilidad de perder tu empleo, un viento helado hace que tu corazón de un vuelco. Si piensas en que tus seres queridos podrían abandonarte o en que las leyes de tu país podrían cambiar y afectarte, un algo pesado te acongoja. Cuando pasa por tu mente la posibilidad de una tragedia mayor, tu corazón se siente hueco y por ahí entra un aire de soledad tan grande que hasta podrías sentarte a llorar.

Y yo quiero saber ¿por qué te asusta el caudal y la turbulencia del agua si ni siquiera has llegado hasta el río? ¿Por qué te atormentas con lugares y hechos que tal vez nunca llegues a conocer? ¿Por qué permites que sea el miedo y no la fé en mi amor lo que guíe tu vida? Levanta la mirada y voltea a verme, mírame bien y date cuenta que yo estoy aquí para protegerte.

Tú eres como tu propio hijo pequeño que llora cuando lo llevas a la escuela. Tu hijo tiene pocos años y tiene miedo que tú nunca más regreses por él y apenas te ve alejarte, se suelta a llorar con un desconsuelo tan grande que no hay palabras ni promesas que lo calmen. Y tú te conmueves de él y piensas "pobre que no se da cuenta cuánto lo amo y a qué grado estoy dispuesto a defenderlo y a protegerlo". Y tu piensas que su miedo es irracional y yo te pregunto a tí ¿cómo es, entonces, tu miedo que te hace actuar como si yo no existiera?

Mi querido hijo: ¿te has dado cuenta cabal de a qué grado te amo yo a tí y cuánto estaría yo dispuesto a hacer por protegerte? Así que sacude hoy mismo de tu vida al espíritu del temor. Ese espíritu entró algún día cuando sufriste un descalabro y, como el niño que llora cuando apagan la luz, pensaste que estabas sólo y a merced de lo desconocido. Quítate de encima ese estorbo. Revisa bien tu corazón. Límpialo de emociones inútiles. Revisa bien tu mente. Sacúdela de pensamientos sombríos. Revisa bien tu vida. Libérala de rencores y de culpas. Perdona lo que haya que perdonar y deja ir lo que tengas que soltar.

Y así, libre de lastres, entrégate a mi amor y no llores mientras crees que yo me he ido porque yo nunca me voy y siempre estoy junto a tí para sostenerte con mi poder. Y si tú de verdad levantas tu rostro hacia mí y te vistes de mi amor y te fortaleces de mi justicia, la vida te será más clara que el mediodía y aunque oscureciere, será como la mañana y tendrás confianza y mirarás a tu alrededor y dormirás seguro. Te acostarás y no habrá quien te espante. Te levantarás y no habrá quien te asuste.

Y si algún día tuvieres que cruzar ese turbulento río que hoy tanto te asusta, aún entonces yo te diría: "No temas porque yo estoy aquí para ayudarte". Así que escúchame bien: no sufras por lo que no ha pasado y sábete bien que si algún día tú tuvieres que enfrentar alguna prueba, aún entonces, no estarás solo, como no lo estás ahora, como no lo has estado nunca.

Tu padre que te ama, Dios.

Cartas de Dios, escrito por Silvia Carlock

domingo, 9 de agosto de 2009

Comience Ahora


A principios de los años 70, tuve la oportunidad de escuchar un discurso del señor W. Clement Stone, coautor de uno de los libros de motivación de mayor ventas en todos los tiempos, “El Éxito a través de la Actitud Mental Positiva.”
A la edad de 6 años, Stone vendía periódicos en las calles de Chicago para ayudar a su madre viuda con el pago del alquiler. Cuando tenía 13 años, ya tenía su propio kiosco de periódicos.
Después, con $100 ahorrados con mucho esfuerzo, fundó lo que se convertiría en un imperio de seguros multimillonario en dólares.
Su propia historia - de pobre a rico - lo convenció de que, con una actitud mental positiva,cualquiera podía convertirse en exitoso. La fórmula que él compartió con nosotros ese día no daba cabida a la demora: “Cuando usted despierte en la mañana, comience con una frase, “hágalo ahora, hágalo ahora, hágalo ahora, hágalo ahora,” dijo, añadiendo que deberíamos repetir esas dos palabras 50 veces en la mañana y 50 veces antes de ir a la cama.
El mensaje que él quiso dejar en nuestras mentes era sencillo: Si usted quiere ser exitoso, no lo deje para mañana. Hágalo ahora mismo.
Stone, quien murió en 2002 a la edad de 100 años, fue un excelente ejemplo del poder de comenzar. Él no permitió que obstáculos significantes lo disuadieran de convertirse en exitoso porque él entendió que el viaje de las mil millas realmente comienza con un paso.
Yo no sé lo que usted necesita para comenzar. Puede que sea un programa MBA (Master in Business Administration). Un curso para aprender otro idioma. Un programa de liderazgo. Un régimen de ejercicios. Una nueva manera de dirigir las reuniones. Actualizar sus procesos de contratación. La búsqueda de un nuevo empleo. No importa lo que sea. Solamente comience ahora.
Si usted todavía está dudando, permítame darle tres razones más del por qué usted debe comenzar ahora: Comience ahora porque hoy es importante: La frase – hoy es importante – no es solamente el título de mi libro más reciente. Representa una profunda convicción que tengo yo para tomar prestado una línea de Benjamín Franklin, “Un hoy vale dos mañanas.” Esto es lo que yo creo. La mayoría de las personas – incluyendo muchos líderes – sobre exageran el ayer, sobre estiman el mañana y subestiman el hoy. El hecho es que los “buenos viejos tiempos” nunca fueron tan buenos como nosotros los recordamos, y el mañana a menudo no es tan productivo como nosotros pensamos que será. Hoy es el día que importa, el día con el potencial más grande para el logro.
Comience ahora porque así remueve la barrera más grande de su éxito: ¿Sabe usted cuál es esa barrera? Es de lo que W. Clement Stone nos advirtió: Demorar.
Cualquiera que presume acerca de lo que va a hacer mañana probablemente hizo lo mismo ayer. Mi amigo Dick Biggs hizo un impactante y profundo comentario, un día mientras almorzábamos juntos: “John,” dijo, “permíteme decirte cuál es la brecha más grande. La brecha más grande está entre saber y hacer.” Eso es tan cierto.

Comience ahora porque es la puerta abierta para la oportunidad:
El trabajo que nunca comenzó es el que se lleva más tiempo en terminar. Déjeme decirle algo, usted no puede ganar si usted no comienza. Usted debe pasar por la puerta de la oportunidad cuando ésta se abre para usted, porque usted no sabe cuánto tiempo va a permanecer abierta o si se volverá a abrir. Me gusta esta declaración de Karen Lamb:“Dentro de un año usted pudiera desear el haber comenzado hoy.” Ésas son palabras fuertes de advertencia, especialmente para las personas que están renuentes a comenzar porque están cómodas con su condición, le temen al fracaso o no quieren iniciar el esfuerzo.
Esto resalta un problema que sobresale en el mercado del siglo XXI: Nosotros queremos el reconocimiento del éxito sin antes pagar su precio. Desafortunadamente, como lo señaló Seth Godin, autor de Purple Cow y Permission Marketing, en el ejemplar de “Fast Company” en mayo del 2003: “usted no puede tener uno sin el otro.”
“Usted no gana una medalla de oro Olímpica con unas pocas semanas de entrenamiento
intensivo,” escribió Godin. “Las cosas no se dan de la noche a la mañana. Todas las grandes compañías, todas las grandes marcas, todas las grandes carreras han sido construidas exactamente de la misma manera: poco a poco, paso a paso.” En otras palabras, no existe una solución mágica para el éxito. Pero si hay un primer paso, y ese primer paso es comenzar. No mañana, sino hoy. No la próxima semana, sino ahora.
Anne Frank dijo: “Que maravilloso es que no necesitemos esperar un solo minuto para comenzar a mejorarnos a nosotros mismos y nuestro mundo.” Comience a mejorarse hoy, y el resto será historia.

(Escrito por el Dr. John Maxwell)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Los Obstáculos: Indispensables para el éxito


Los obstáculos nos frenan, nos impiden avanzar, pero al cambiar la mentalidad, la actitud y la conciencia también cambian y se empiezan a ver los obstáculos de una forma positiva Gerhard Gschwandtner, director de Personal Selling Power, recuerda que un gran filósofo comentó una vez que el único obstáculo que tiene que vencer el águila para volar con mayor velocidad y más fácilmente, es el aire; pero si se suprimiera el aire caería instantáneamente a tierra, sin poder volar en absoluto. El mismo elemento que ofrece resistencia al vuelo es a la vez, su condición indispensable. El principal obstáculo que tiene que superar un bote de motor es la resistencia del agua a la revolución de la hélice; pero si no fuera por esa resistencia, el bote no se movería. Esa misma ley también tiene aplicación en la vida humana; los obstáculos son indispensables para el éxito. Una vida libre de todos los obstáculos y dificultades reduciría todas las posibilidades y potencias a cero. Los obstáculos nos despiertan y nos llevan a nuestras habilidades. El esfuerzo nos comunica nuevo poder, de suerte que de las dificultades nace nueva fuerza. De un obstáculo derivamos fortaleza; de la desilusión, crecimiento; de la privación, deseo. Para poder dar una formación positiva a nuestros hijos, tenemos que comprender que hay algunas cosas que no podemos hacer por ellos. Aun cuando tratemos de protegerlos del mal, no nos es dado sustraerlos a las influencias negativas del mundo. No podemos aislarlos totalmente, No podemos sentir por ellos el dolor cuando se dislocan un tobillo, se fracturan un hueso, se cortan una mano, sufren una enfermedad o cualquiera otra de las mil cosas que le pueden ocurrir a un muchacho. Tampoco nos podemos sentar a hacer por ellos el examen en la escuela, ni hacer la solicitud de empleo cuando ya estén en edad de salir a trabajar. En vez de ser esto una circunstancia infortunada, es maravilloso que así sea. En verdad, si pudiéramos experimentar los dolores de nuestros hijos, lo más probable es que los asumiríamos con demasiada frecuencia a medida que ellos fueran creciendo. Pero entonces ellos no se desarrollarían y seguirían siendo eternamente niños. Cuando nuestros hijos encuentren dificultades y pesares, lo que tenemos que hacer es hacerles saber que comprendemos, que allí estamos, que los amamos y los apoyamos. En tales situaciones necesitamos entender claramente la importancia de la empatía. Los padres que sólo sienten simpatía criarán por lo general hijos consentidos por tratar de hacerlo todo por ellos y, lo que es peor, les darán gusto en cuanto se les antoje. La simpatía implica que uno siente lo mismo que la otra persona. La empatía significa que uno comprende cómo siente el otro, pero no siente igual; y porque no siente igual, puede distanciarse del problema y proponer una solución objetiva. Ese es el papel que a usted le corresponde como padre en la formación positiva de sus hijos. Es preciso que los padres aprendan a ver los obstáculos y los problemas desde cierta distancia, para poder ofrecer a sus hijos las soluciones adecuadas.

Zig Ziglar

domingo, 2 de agosto de 2009

Como ser un R.E.A.L. Triunfador


Uno de los líderes más influyentes en el campo del desarrollo personal es John Maxwell. Conferencista, escritor, maestro y fundador de INJOY Life Club. Maxwell ha escrito más de 30 libros, muchos de ellos éxitos de ventas en el New York Times.
John Maxwell no se convirtió en un experto de la noche a la mañana. Él ha pasado toda su vida aprendiendo sobre esto. Comenzó con sus dotes naturales de liderazgo. Era un líder de equipo cuando hacía deportes. Liderizaba en la Universidad y cuando se graduó como Pastor, rápidamente emergió como un altamente exitoso líder organizacional. Con el paso de los años, John ha documentado consistentemente los principios de liderazgo y comprensiones súbitas que ha ganado.
Hoy quiero compartir, de mano de John Maxwell, "Como ser un R.E.A.L. Triunfador", pasemos a leer su enseñanza:

"Creo que para que una persona triunfe, necesita únicamente cuatro cosas. Podrá memorizarlas si recuerda la palabra REAL.
Relaciones: La habilidad que más se necesita para tener éxito es la de relacionarse con otras personas. Esto provoca un impacto en cada aspecto de la vida de una persona. Sus relaciones lo mejorarán o dañarán.
Equipo: Una de las lecciones más importantes que he aprendido es que lo que está más cerca a usted determinará el nivel de su éxito. Si sus sueños son grandes, solo los alcanzará con un equipo.
Actitud. Las actitudes determinan cómo vamos a vivir la vida día a día. La actitud, más que la aptitud determinará la altitud.
Liderazgo. En el liderazgo todo se levanta y cae. Si desea mejorar el nivel de su efectividad personal, la única manera de hacerlo es aumentando sus habilidades de liderazgo"