domingo, 30 de enero de 2011
La Virtud de Escuchar.
Cuentan que un rey envió a su primogénito a estudiar donde el gran maestro con el objetivo de prepararlo para la sucesión al trono.
El sabio lo envió en seguida a escuchar los sonidos de un bosque solitario. El príncipe regreso del bosque al cabo de una año y describió la entonación de las lechuzas, el susurro del viento, el zumbido de las abejas, el ruido del arroyo y el canto de las aves. El maestro se declaró insatisfecho por la descripción y le dijo que volviera por una año más y pusiera mayor atención a los ruidos del bosque.
Transcurrieron muchos meses y el joven soberano se esmeraba en escuchar y escuchar, sin progresar en nada. Una mañana comenzó a percibir unos ruidos distintos y se alegró de saber que por fin podría satisfacer a su mentor.
- Maestro, al fin pude oír lo nuevo: El ruido de las flores cuando se abren, el sonido de la tierra cuando se calienta bajo el sol y la entonación de la hierba al beber el roció de la mañana.
El maestro hizo un gesto de descontento y repuso:
- Sólo cuando el futuro gobernante haya aprendido a escuchar de cerca el corazón de las personas, sus sentimientos no comunicados, sus penas inexpresadas y sus quejas silenciosas, sólo entonces podrá inspirar confianza a su pueblo. El buen líder es aquel que rehúsa las palabras superficiales y penetra hondamente en el alma de la gente para oír sus verdaderas opiniones, sus sentimientos y deseos.
¿Que enseñanza te deja este relato?
Hasta la próxima..........