martes, 6 de septiembre de 2011

Una Proceso Necesario...


Un día, en el lugar más hermoso del universo, vivía un niño llamado Sueño, el cual anhelaba crecer y conocer otros mundos.

Sueño se divertía por allá en lo alto, por las nubes, jugando y jugando todo el día. Una vez, Sueño se dio cuenta que él no crecía como lo hacían sus amigos; además, empezó a sentirse muy débil y poco a poco perdió sus ganas de jugar.

Un gran día, Dios, al ver a su amado hijo Sueño tan débil, envío un mensajero celestial en su ayuda; el mensajero llevaba consigo un maletín muy especial que contenía alimentos divinos para así fortalecer y hacer crecer a Sueño.

Desde el mismo instante en que aquel mensajero llegó, Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día aquel mensajero lo alimentaba con aquellos celestiales manjares.

Muchos caldos de constancia con fuerza, platos muy nutritivos de voluntad y trabajo postres hechos a base de paciencia, fantásticos jugos hechos con decisión y, lo más importante, tratándolo con mucha confianza, y sobre todo, mucho amor a Dios.

Sueño creció y creció, y llegó a dejar de ser Sueño para convertirse en Meta, y claro que siguió jugando, pero ya no por las nubes, sino aquí, en la Tierra, y conoció otros mundos, mundos como la felicidad y la satisfacción, y un día no muy lejano, Meta dejó de ser Meta y se transformó en Realidad.

Que lo disfrutes en tu momento de reflexión.

Hasta la Próxima...