En un lejano reino de Oriente, dos amigos, se dirigieron a la casa del un anciano para preguntar acerca del bien y del mal.
Una vez en su interior, y junto con otras personas reunidas en el lugar, preguntaron:
- Dinos, anciano, ¿que diferencia existe entre el cielo y el infierno?.
El sabio contestó:
- Veo una montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor hay muchos hombres y mujeres famélicos y hambrientos, víctimas de expectativa y frustración. Sus palillos son más largos que sus brazos y por ello, cuando toman el arroz, no pueden hacerlo llegar a sus bocas.
Un rumor irrumpió entre los reunidos allí...
Luego el sabio anciano prosiguió y dijo:
- Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor hay muchos seres humanos alegres y sanos que sonríen con satisfacción y benevolencia. Sus palillos son también más largos que sus brazos, sin embargo, han decidido darse la comida los unos a los otros.
Ya lo decía el sabio Rabindranath Tagore: "Dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Desperté y vi que la vida no era más que servir. Serví y ví que servir era la alegría".
Hasta la próxima...
miércoles, 25 de julio de 2012
miércoles, 11 de julio de 2012
Un Mundo de Apariencias...
Cuentan que un joven ejecutivo entró en su oficina el primer día de trabajo. Se acomodó en su sillón de cuero, miró a su alrededor y dío un respiro de satisfacción, y se ajusto su nueva corbata marca Hugo Boss junto a su traje. Había estudiado y trabajado mucho para estar donde estaba. Se recostó en su sillón para disfrutar el momento. Luego, viendo a un potencial cliente que se acercaba a la puerta de su oficina se puso rápidamente "la gorra" de hombre de negocios ocupado y enérgico. Abrío un cuaderno, luego descolgó su teléfono sosteniedo el auricular sobre el hombro.
Cuando el cliente entró a la oficina, el nuevo ejecutivo comenzó a escribir de manera enérgica mientras decía en su mejor tono de hombre de negocios:
- Muy bien, entonces señor Lee, me encontraré con usted el viernes para cerrar el negocio, ¿cómo dice?, sí, esta bien, dos millones de dólares es adecuado para comenzar, notificaré la oficina en Londres sobre nuestro contrato.
Colgando el teléfono, el ejecutivo soltó su lapicera y extendió la mano a su visitante.
- Buen día señor,- dijo en su mejor tono de ejecutivo, - ¿En que puedo ayudarle?.
El "Cliente" respondió:
- En realidad, estoy aquí para ayudarle a usted, vengo a reparar su teléfono.
Vivimos en un mundo de imagen, pero es bueno preguntarnos ¿que valor me aporta aquello que deseo proyectar?, tal vez, como dice un sabio: "Las buenas preguntas son las respuesta".
Hasta la próxima...
Cuando el cliente entró a la oficina, el nuevo ejecutivo comenzó a escribir de manera enérgica mientras decía en su mejor tono de hombre de negocios:
- Muy bien, entonces señor Lee, me encontraré con usted el viernes para cerrar el negocio, ¿cómo dice?, sí, esta bien, dos millones de dólares es adecuado para comenzar, notificaré la oficina en Londres sobre nuestro contrato.
Colgando el teléfono, el ejecutivo soltó su lapicera y extendió la mano a su visitante.
- Buen día señor,- dijo en su mejor tono de ejecutivo, - ¿En que puedo ayudarle?.
El "Cliente" respondió:
- En realidad, estoy aquí para ayudarle a usted, vengo a reparar su teléfono.
Vivimos en un mundo de imagen, pero es bueno preguntarnos ¿que valor me aporta aquello que deseo proyectar?, tal vez, como dice un sabio: "Las buenas preguntas son las respuesta".
Hasta la próxima...
viernes, 6 de julio de 2012
Disfruta El Café...
Un grupo de amigos, todos profesionales exitosos en sus respectivas áreas y carreras, se reunieron para visitar a un antiguo profesor. Mientras conversaban en casa del ya anciano profesor, la conversación derivó a "stress" que cada uno de ellos sentía tanto por la carga de sus trabajos y la vida en general. El anciano profesor les ofreció café, fue a la cocina y a los minutos regresó con una cafetera grande y distintos tipos de tazas, algunas de porcelana, otras de plástico, de vidrio, cristal y otras más sencillas y baratas...
Con su pasividad de siempre, el anciano profesor les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco de cáfé que el había preparado. Cuando lo hicieron, el maestro, con una calma y paciencia que ellos ya habían visto en el pasado se dirigió al grupo:
- "Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas, lo que es natural, ya que cada uno busca lo mejor para si mismo. Esa es realmente la causa de muchos de sus problemas referente al stress". El anciano profesor continuó diciendo:
- "Les aseguro que la taza no le añadio calidad al café. La taza solamente disfraza lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores".
Después cada uno de sus antiguos alumnos, empezaron a mirar las tazas de los demás.
- "Ahora piensen en esto", les decía el anciano, - "La vida es el café, los trabajos, su dinero, la posición social que ustedes hostentan o buscan y todo lo demás son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida. El tipo de taza no define ni cambia realmente la calidad de la vida que llevamos, a menudo, por concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café".
Hasta la próxima...
Con su pasividad de siempre, el anciano profesor les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco de cáfé que el había preparado. Cuando lo hicieron, el maestro, con una calma y paciencia que ellos ya habían visto en el pasado se dirigió al grupo:
- "Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas, lo que es natural, ya que cada uno busca lo mejor para si mismo. Esa es realmente la causa de muchos de sus problemas referente al stress". El anciano profesor continuó diciendo:
- "Les aseguro que la taza no le añadio calidad al café. La taza solamente disfraza lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores".
Después cada uno de sus antiguos alumnos, empezaron a mirar las tazas de los demás.
- "Ahora piensen en esto", les decía el anciano, - "La vida es el café, los trabajos, su dinero, la posición social que ustedes hostentan o buscan y todo lo demás son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida. El tipo de taza no define ni cambia realmente la calidad de la vida que llevamos, a menudo, por concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café".
Hasta la próxima...
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