lunes, 6 de julio de 2009

Amado Nervo - Plenitud


Jesucristo dijo: Üstedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo" (Mateo 5:14-16).

Quiero compartir unas palabras de Amado Nervo que nos ilustra las palabras antes mencionadas:

"En cuanto caiga la noche, enciende tu lámpara.
No permanezcas en la oscuridad.
Enciende cuidadosamente tu lámpara.
El viajero que pase, dirá:
"cuanto reposo debe haber
cerca de esa luz, y cuanta paz".

La mujer solitaria que la distinga de lejos, pensara:
"allá debe anidar el amor; dos que se quieren son
bañados por el mismo fulgor blando..."

El niño que la contemple, exclamara: "tal vez hay
niños entorno a la mesa, y leen bellos cuentos y
miran maravillosas estampas".

El ladrón furtivo murmurara con recelo: "allí vive un
hombre prevenido a quien no se puede atacar a
mansalva".
Muchos, al internarse en la selva, se sentirán
confortados por tu luz.
En verdad te digo que es misericordioso, a las
primeras sombras, encender nuestra lámpara: la buena
lámpara de que el Padre ha provisto a los caminantes
de la vida"