martes, 5 de octubre de 2010

Dejando el Mundo Conocido


Hace siglos, cuándo un cartógrafo acababa con el mundo conocido antes de terminar con el pergamino en el que dibujaba, solía incluir la figura de un dragón al final del rollo. Esto tenía por intención avisar al explorador que estaba entrando en terreno desconocido, a riesgo propio.

Mucho exploradores, sin embargo, no percibían al dragón como señal de advertencia del cartógrafo sino como profecía. Preveían desastres más allá del "mundo conocido" por el que viajaban. Su miedo les impedía avanzar para descubrir nuevas tierras y pueblos.

Otros viajeros más aventureros veían el dragón como señal de oportunidad, la puerta de entrada a un territorio nuevo que valía la pena explorar.

Cada uno de nosotros tiene un mapa mental que contiene la información que usamos como guía para nuestras exploraciones de cada día. Así como eran los mapas de la antigüedad, nuestros mapas mentales tienen bordes, y en ellos puede parecer que hay dragones, o miedos. A veces nuestros temores pueden ser válidos. Pero en otras ocasiones nos impedirán descubrir más y más de este mundo, o de otras personas, incluyéndonos a nosotros mismos. No permita que el miedo le impida ver todo lo que Dios desea que explore y conozca.

Alguien dijo: "El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el coraje de perder de vista la costa"

Hasta la próxima.